Érase una vez una clase donde a todos los alumnos les costaba mucho aprender , eran la burla de todos: "los torpes".
El maestro les enseñaba a dividir, les enseñaba de todo; pero sin resultados, ellos seguían igual.
Ya cansado, empezó a castigar y a mandar notas a los padres. Así día tras día.
Se notó una cierta mejoría, que poco a poco fue a más. Todos estaban muy contentos: padres, alumnos y maestros.
Al final del curso, acabó siendo la mejor clase de todas, por lo que las burlas se convirtieron en felicitaciones. Ahora eran:
¡La clase de los listillos y el mago!
Samuel
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