Esta es una saga de unas princesas que se salvan solas y "no necesitan la ayuda de nadie para conseguir lo que se propongan".
Cenicienta: No hace mucho tiempo, una joven de diecisiete años sufrió la muerte de su madre. Su padre se casó con una mujer que despreciaba a su hija. Sus hermanastras se reían de ella por tener que estar limpiando todo el día, pero a ella no le importó, porque tenía un plan.
Un día una invitación del príncipe llegó a su casa, la cogió, pero no se la enseñó a nadie. En la carta se explicaba que habría una ceremonia para elegir a la futura esposa del próximamente coronado rey.
Esa misma noche, cuando todos dormían, la astuta adolescente empaquetó lo imprescindible y se marchó de aquella choza donde vivían.
Cansada de aquella situación de desprecio, se dirigió al palacio y allí le explicó al príncipe lo sucedido; él le ofreció una habitación y lujosos vestidos, a lo que se negó y rechazó todo; solo quería que le dieran un castigo a aquella mujer.
Así que se marchó corriendo y se dejó una zapatilla en un escalón. A nadie le importó y la tiraron al contenedor.
Frustrada, se marchó con su padre a Londres, donde trabajaron duro reparando zapatos. Con lo que recaudaron abrieron una zapatería y, poco a poco, se convirtió en una industria zapatera de alta calidad.
Vivieron felices y libres de malas influencias.
Os preguntaréis qué pasó con la madrastra y sus hijas; se mudaron al castillo, donde la noticia del egoísmo del príncipe se expandió.
Los habitantes de la zona se marcharon de allí y "la realeza" cayó en picado.
Ahora trabajan cuidando cerdos pero, por lo que parece, estas criaturas tan simpáticas son más educadas que ellos.
Mayra
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