¡Ring! Son exactamente las 6:08 de la mañana y, como otro día cualquiera, va a desayunar y, de paso, aprovecha para ir a buscar el de su mujer, que no está sana.
A las ocho en punto sale de su casa, con dirección al colegio; llega con tiempo más que suficiente para preparar todo lo que hará en clase: fotocopias, fichas...
Un rato después empieza con nosotros; lo primero es pasar lista del comedor, luego recoger los trabajos y, a su vez, manda a gente a trabajar al encerado.
Luego, tras dejarnos, se sigue exigiendo con otro alumnado al que les ofrece todo lo que puede dar.
Después del recreo, vuelta a su tutoría, en la que, como en todas, siempre hay alguno que incordia, otros que no dejan de hacer ruidos o nos paralizan a todos (eso sí, por un momento).
Cuando se marcha, a prepararse para hacer la compra. y comer (lo más tranquilamente que pueda).
Se pone a corregir los trabajos y a su inclusión en el blog hasta las ocho o nueve. Ni tiene tiempo a dar un paseo.
Cena y, a continuación, a dormir, después de un largo y duro día. Esa es su normalidad.
Además de algún que otro motivo, redacté este trabajo para quien lo critique y llegue a ser capaz de darse cuenta de todo lo que hace.
Antes de decir nada, sería positivo que la gente pensase.
Iago
Leer un escrito como éste son las satisfacciones que recibo diariamente. Muchísimas gracias por tus palabras.
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