Un día iba comiendo por la calle y me encontré a un señor que no paraba de gritar:
- "¡Cumplo cualquier deseo! ¡Cumplo cualquier deseo!"...
Me quedo pensativo y le digo:
- ¿Como que cumple cualquier deseo?
Me responde:
- Sí, en serio, muy en serio.
Yo me quedo boquiabierto y le contesto:
- Demuéstremelo, ¡quiero verlo!
- Vale, ¿quieres intentarlo?
- Por supuesto.
- Pues ven conmigo.
En el camino me pregunta: ¿Cuál sería tu deseo?
- Viajar por todo el mundo, visitar todos los monumentos y comer las comidas típicas de cada país.
El señor empieza a hablar con una bola mágica, pero antes me alerta:
- Que sepas que voy a tardar unas horas.
Unos días después me dice mi padre:
- Nico, haz rápido las maletas que nos vamos a Qatar, Francia, Italia, Arabia Saudí, Japón, Brasil, Argentina, Uruguay, Holanda y China.
Aun no habíamos vuelto y me contó que iríamos a los sitios que nos quedaban porque le habían dado más tiempo de vacaciones y había que aprovechar.
Le contesté con muchas ganas que mi deseo se había cumplido.
Lo pasé de maravilla. Fue como un sueño.
El señor desconocido molaba, pero la bola más. ¡Sería fantástico que todos los niños lo conocieran!
Me paré a pensar en si lo vuelvo a encontrar, tendré que ir pensando qué le pediría.
Al día siguiente sonó el despertador a la misma hora de siempre. ¡Noooooo! ¡Había sido un sueño! Aunque, el mejor de mi vida. Ojalá pasara en el futuro.
Nicolás
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