Una vez, unos niños habían cogido una pelota para jugar al baloncesto, a la que no le gustaba ser lo que era.
Entonces, un día pidió un deseo, y al cabo de un mes se cumplió: ¡Era una persona con cabeza de balón!
No le gustaba, dado que no era lo que quería.
Como no sabía cómo sentarse, se enroscó. Al verla, unos chicos la cogieron, pensando que era normal, y la volvieron a golpear, tirar, sentarse encima... ¡No le gustó absolutamente nada!
Al tirarla a canasta se golpeó... Y se levantó. ¡Todos estaban gritando, se fueron y nunca más volvieron! Decían que ese lugar estaba maldito.
La pelota estaba muy triste, hasta que una persona la vio, se acercó y le dijo que le podía conceder un deseo.
Le pidió ser una persona normal, sin el aspecto que tenía, sin colores, y que pudiera hacer amistades.
Su deseo se cumplió.
Cuando sus amigos le dijeron que fuera a jugar con ellos al baloncesto, no se le ocurrió hacerlo.
Vera Vázquez
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