Esta historia empieza un poco asquerosa porque ya se ha comido una mosca.
Mi gato es un poco asustadizo y rebelde; tiene mucha cara: cuando pide mimitos, se los dan.
Nunca en mi vida me ha picado una araña en mi casa.
Una vez me quedé sin regalo de Papá Noel porque lo asustó.
Cuando no estoy, va a mi habitación a jugar con una de mis marionetas: ya la tiene como una caja de cartón arañada por un tigre.
Normalmente se porta muy bien, menos cuando tira la planta favorita de mi abuela.
Tiene siete años, con ojos amrillo verdosos; por la noche se le ven ultra amarillos.
Su sitio favorito es la almohada de Naruto, y su comida la gelatina.
Si tiene miedo se esconde debajo de mi manta.
¡Se porta genial!
Julen
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