Erase una vez una niña llamada Melina, que siempre tenía mala suerte.
Cuando iba al parque llovía; si sacaba a pasear a su perro, se le escapaba...
Un día cuando dormía escuchó unos ruidos y se despertó; como no veía nada, pues se volvió a dormir.
A la mañana siguiente recordó el ruido que había escuchado la noche anterior; bajó a preguntarles a sus padres pero, como siempre, no le contestaron.
Subió y se encontró ¡Una diadema con orejas de gato que brillaban! Se las puso y es dio cuenta de que tenía una tarjeta que decía que con ese accesorio tendría buena suerte. ¡Estuvo toda la vida con ella puesta!
Mar
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