Hace un par de días, después de que mi tutor se fuera a sexto, volvió a clase y dijo:
- Mmmm, Antón, ¿te acuerdas cómo se hacían las raíces cuadradas?
- Sí.
- Pues ven.
Cuando me estaba levantando de la silla, pensé: "No me fastidies...".
Al llegar a la otra clase, no conocía a nadie, excepto a Roi, que me estaba dirigiendo una gran sonrisa.
Cuando me acerqué a la pizarra, me empezaron a temblar las piernas (no se notaba); no quería decepcionar a nadie: ni a mí ni a quien había puesto su confianza en mi persona.
Era la raíz cuadrada de 129: ¡La clavé!
Al regresar a tercero, tuve que responder mil veces: ¿La hiciste bien?
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Iría con muchos nervios, porque en sexto son 23 alumnos; además, son mayores que yo; seguramente casi todos estarían atentos, alguno me haría una pregunta; esperaría a que fallara, pero no lo sé. Solo lo creo, ya que no he ido.
Estoy seguro de que me iría muy bien.
Volvería a clase como Antón, tan pancho.
Joan
Plantear la posibilidad de tratar de que los niños/as alcancen el ritmo de trabajo y una actitud acorde a sus capacidades resulta que también se cuestiona. Planteamiento en contra riguroso ninguno.
Como maestro, ¿qué interés tengo en que sepan realizar una raíz cuadrada...? Solo la motivación por sentirse capaces de llegar más allá.
Hay quien cuestiona para qué van a llegar en matenáticas a no se sabe dónde; podríamos extenderlo a la ortografía en las lenguas: hay correctores ortográficos.
Bajo mi punto de vista, estamos olvidando cuestiones de importancia: afrontar situaciones, resolución, estimular la memoria y, por supuesto: ¡La superación personal!
Alguno podría preguntarse la experiencia que le supuso a mi alumno realizar algo muy alejado de su nivel, sin perder la calma y con toda la relajación del mundo.
¡Creed que he de seguir equivocándome!
Genaro
Buenas tardes.
ResponderEliminarLo siento mucho por quien solamente piensa en la raíz cuadrada...
Como madre de Antón puedo deciros que esto simplemente ha sido el resultado de su compromiso, trabajo, responsabilidad e ilusión que diariamente pone en su trabajo,sus ganas de superarse cada día.
Su padre y yo estamos muy orgullosos de él y creerme, no es por una raíz cuadrada.
GRACIAS Genaro.
Un saludo para todos.
Aida
Buenas noches:
ResponderEliminarNo soy madre de Antón ni de Joan, pero me siento igualmente orgullosa de lo que se consigue con los peques, y por supuesto de lo que ellos consiguen.
Sara me lo contó súper ilusionada, orgullosa de su compañero.
- “¿Mamá sabes qué?Flipas, Antón fue a sexto a hacer una raíz cuadrada ( no de las fáciles de 25, 36...una difícil) y lo hizo perfecto, de 10! Es un crack!
Así que en este caso, me siento satisfecha, porque no solo aprenden a superarse, motivarse... sino también otro tipo de valores, y en este caso ella ha aprendido a ser compañera, admirar y reconocer el éxito de los demás, como si del suyo se tratase.
Son nuestro futuro, y nuestro ejemplo.
Saludos.
Ingri