En un reino muy lejano, había un rey avaricioso que quería acabar con la fantasía.
Toda la gente del pueblo estaba en contra, porque para ellos era muy importante que la hubiera.
Un día todos se juntaron y decidieron hacer algo: darle un escarmiento al soberano para que pudiese apreciar la belleza de lo fantástico.
- Sí, sí - gritaron todos a la vez.
- ¡Pues venga, a qué esperamos!
Durante una semana estuvieron preparando todo: maquetas gigantes, decoraciones por toda la calle y muchísimos libros.
Cuando tenían todo listo, fueron al castillo, le enseñaron al rey lo que habían realizado y lo convencieron.
¡Por fin, fantasía para siempre!
Tania
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