Una niña y su padre caminaban por un barrio de Lisboa; fueron allí porque él era ingeniero.
Ella empezó a mirar un escaparate por tanto tiempo, que su padre no la encontraba por ningún lado. Se fijaba en el retrato de un niño llorando. Nunca había visto algo así. Apenas tenía diez años, no entendía de arte, pero era cuestión de sensaciones.
Le pidió disculpas por haberlo asustado. Le enseñó la obra, parecía tener una fuerza sobrenatural ¡Y la tenía! Solo que no lo sabían.
Se fueron a casa, no paraban de darle vueltas, no peeguntaron cuál era su precio.
La semana siguiente fue su cumpleaños, se lo regaló... ¡El cuadro pudo destrozar la casa!
La niña se quedo mirándolo por horas. Empezó a oler humo bajo la cocina. ¡Casi se asfixia! Vino un equipo de bomberos y pudieron rescatarla.
Noa
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