Hace unos cuantos días mi madre me dijo:
- Mayra, vete al bosque y coge leña para la chimenea, por favor, y no te olvides de que te acompañe tu hermana.
Así que nos pusimos en marcha.
Cuando llegamos, todo estaba oscuro u muy vació. ¡De repente! Escuchamos algo. Había una sombra siniestra; se movía. ¿Qué era aquello?
Tenía: ojos grandes, un pico enorme, afiladas garras y tanto pelaje como un yeti.
Me asusté tanto que me fui corriendo, olvidándome de mi compañera de excursión: mi hermana.
Volví con la policía, los bomberos...
Cuando llegamos, ¡mi hermana había dominado a esa criatura!
Nos hicimos amigos y llamamos Peludo. Todo el mundo quería conocerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario