El día ocho de enero, en el centro de Madrid, los ciudadanos, viendo cader los primeros copos de nieve, salieron a la calle a disfrutar y a jugar con ella, sin ser conscientes de que se avecinaba una gran tormenta.
Llegado el momento, cuando quisieron ir a sus casas, se dieron cuenta de que la nieve había atrapado sus coches e inhabilitado la carretera, por lo que tuvieron que sobrevivir encerrados en el vehículo.
Gracias al ejército, pudieron volver a casa.
Joan
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