Había una vez dos hermanos que estaban muertos de calor y decidieron ir a comprar un helado.
De camino, se encontraron un gatito abandonado; así que no lo dudaron y lo metieron en su mochila.
Con el dinero del helado le compraron unas latitas de comida y se lo llevaron a casa. Allí le hicieron una cama con un cojín y no le dijeron nada a sus padres.
Un día, mientras estaban en el colegio, la madre lo descubrió y al voler les pidió explicaciones.
Después de hablarlo entre todos, decidieron adoptarlo y le pusieron de nombre Bils. Así pasó a formar parte de la familia.
Gael
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