Había una vez un gato negro, grande, con pelaje blanco que le cubre casi todo el pecho, unos enormes colmillos blancos y muy largos. Se llamaba Bruno.
Un día fue al cementerio a ver a sus amigos: Juan y Leo; decidieron ir a una cueva que había cerca. Era oscura. Oyeron risas y murmullos; procedían de tres brujas ancianas que se reían a carcajadas y planeaban hacer travesuras a los niños.
Por ello, decidieron actuar. Planificaron un plan: fueron a buscar un libro mágico que contenía una oración de las tres cruces contra brujas, hechizos y todo mal.
Trajeron un cuenco con agua bendita y ajos; además, sabían que los rezos las debilitan.
Lograron que las tres mujeres quedasen dentro de la cueva por un largo tiempo.
Zaira
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