En septiembre de 2.016 empecé con mi actual tutor, una trayectoria que ya dura cuatro años.
El primero estaba nerviosa, no sabía cómo sería de profesor porque solo lo conocía del patio. Me parecía que iba a ser malo.
Nos explicó cómo iba a ser el curso; me asustó porque teníamos muchos tochos de sus tres materias.
A lo largo del tiempo me acostumbré, trabajamos mucho, nos enseña y, antes de que llegase junio, ya habíamos terminado todo el temario. ¡Estaba muy contenta!
Tuve problemas con algunas personas que se metían conmigo; nos hizo reflexionar y se arreglaron.
Es muy buen profesor; siempre nos cuenta historias suyas de pequeño o de cuando iba al colegio.
El segundo curso fue igual: seguimos trabajando y aprendiendo mucho.
Para 5º de primaria nos iban a mezclar; los profesores tenían que decidir con quién se iban a quedar. Estaba preocupada porque quería quedarme con él y no sabía si tendría esa suerte. Ocurrió como deseaba y me puse muy contenta.
Nos mezclaron con nuevos y viejos compañeros; de algunos me hice amiga.
El ritmo era cada vez más avanzado.
En este último, la complicación llegó por el coronavirus, que nos hizo perder clase.
Nos enseñó conceptos de la ESO; durante todo este tiempo estuvo pendiente de nosotros, nos llamaba por teléfono, enviaba correos electrónicos...
De todas formas, hubiera sido mejor estar todos juntos en el aula.
De todas formas, hubiera sido mejor estar todos juntos en el aula.
Sarah
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