Las disculpas ni las contradicciones remedian nada; simplemente se trata de preguntarse: "¿He hecho lo que debía?", "¿tiene el capitán culpa de algo?".
Si he respondido, puedo analizar quien no ha funcionado - sea quien sea, y comentárselo, siempre de forma correcta. Y si no lo he hecho... ¡Igual no llego a mi destino, puedo ir a la deriva! En ese caso, los culpables no van a ser los demás.
Puede ser que llegue a buen puerto siempre que utilice correctamente mi cabeza. ¡No hay la menor duda!
Genaro
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