Erase una vez un perro muy cariñoso y recién nacido, muy bonito. Un señor malvado lo abandonó en nuestra finca, dejándolo en la paja del caballo.
Mi padre lo vio y llamó a mi madre para contárselo. ¡Decidimos quedárnoslo!
Le dimos un baño para quitarle la suciedad.Fuimos al veterinario, tenía mucho miedo.
Al principio, mi madre lo quería regalar; pero se lo impedimos y ahora convivimos todos juntos. Le llamamos Turi porque vino de turista.
Darío
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