Cuando mis padres eran pequeños no había ordenadores, móviles, tablets, ninguna tecnología.
Para llamar a alguien tenían un teléfono público al que iba todo el mundo; los televisores eran en blanco y negro, solo con la primera y la segunda cadena.
Pasaban el día en la calle con los amigos jugando a: canicas, cuerdas, andar en bicicleta, jugar a la pelota, juntar colecciones de cromos...
Se divertían mucho más que ahora. Iban a casa a comer cuando los llamaban; luego a jugar hasta la noche. Andaban mucho más tranquilos.
¡Disfrutaban la vida de otra manera!
Eran muy felices, no había tanta tontería; se peleaban, pero no había maltrato físico. Respetaban a los padres y a los profesores, no como ahora.
Según dicen, a los padres se les tenía mucho respeto, no se les contestaba ni se les reprochaba nada: "Sí era sí y no era no".
No lo tenían todo pero nunca les faltaba de nada. Hoy en día tenemos demasiadas cosas, no sabemos ni lo que hacer con ellas.
Ana Dos Santos
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