Un día, cuando me dijeron que me iban a operar, me asusté muchísimo porque sería la primera vez.
Pasó el tiempo, hasta que llegó el día 21 de mayo: mi operación.
Me bajaron al quirófano en camilla y me durmieron. Al despertarme, pensaba que había durado un segundo pero mis padres me dijeron que... ¡Cinco horas!
¡No me había enterado de nada!
Esa misma noche me dolió muchísimo; por suerte, eran muy buenas las enfermeras y me pusieron calmantes para el dolor.
Aún estuve tres días más ingresada. Me aburría un poco porque echaba de menos a mis amigos y a mi profe.
Eso sí, mientras estaba ingresada, me visitó un montón de gente y me trajeron muchos regalos. ¡Eso fue lo mejor!
No me gustó mucho la experiencia pero lo tenía que hacer.
Antes de irme, os diré algo:
"NO IMPORTA LOS AÑOS QUE TENGÁIS; NUNCA DEJÉIS DE SOÑAR Y DE PEDIR DESEOS PORQUE ¡LOS SUEÑOS SÍ SE HACEN REALIDAD!"
Sara Lago
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