Juan estaba contento,
era amigo de Humberto.
Un hombre somnoliento,
al que parecía llevar el viento.
Su hijo se llamaba Roberto,
siempre estaba hambriento.
Parecían salidos de un cuento,
de hace mucho tiempo.
Nada estaba revuelto,
hasta el último contratiempo.
Cogieron un velero,
sin rumbo certero.
Por el horizonte desaparecieron,
nunca más se supo de ellos.
Manuel
Un gran poema Manuel. Un Gran trabajo par este blog
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