Es un hombre moreno, alto y ancho; con el pelo corto, negro y rizado; y sus ojos verdes.
Muy simpático y agradable.
Tiene cuarenta y cuatro años y trabaja de conductor de autobuses.
Le hubiera gustado llegar a ser futbolista profesional; siempre le gustó mucho y era bastante bueno. Jugaba en un equipo llamado "El Begoña". Empezó a los trece años; quería ir a una escuela de fútbol pero mi abuelo no le dejó.
En la escuela sacaba notas decentes.
Un día, el maestro había llegado un poco tarde porque no tenía coche y había perdido el autobús. Se les pasó la hora y llegó el recreo. Pasó tan rápido que tocaba volver a clase.
Poco después ocurrió lo mismo, no se les ocurrió más que jugar al fútbol en el aula; mi padre tiró el reloj con la cabeza... Y quedaron castigados todos.
Era muy deportista, le gustaban todos los deportes.
Peca un poco de impaciente: en el verano del año pasado se enfadó con su hermana porque le prestó el coche, ella lo dejó abierto y se lo robaron. Llegó tan enfadado a casa que tiró el teléfono al suelo y lo rompió. Al final, el vehículo apareció sin gasolina en San Pedro.
Alazne
No hay comentarios:
Publicar un comentario