Un trabajo como el docente siempre da satisfacciones, a nivel de enseñanza, y ya no digamos a nivel personal.
Cuando has pasado dos años con una parte del alumnado, no te sorprenden porque ya los conoces hasta un punto realmente increíble: mirarlos ya es suficiente.
Con el que empiezas, y ya en su conjunto la totalidad, te levantan el ánimo cuando ves que: se van autoexigiendo cada día, están felices por el trato que tienes con alguien, hay quien asume su responsabilidad individual en determinados actos para evitar que no se incluya a los compañeros - lo que no es habitual...
Estoy hablando de valores, y más en una sociedad tan complicada como ésta. Detrás de cada uno hay madres y padres que los llevan a ser así.
¡UNA VERDADERA SUERTE TRABAJAR CON PERSONAS!
Genaro
Genaro, te echo mucho de menos. Más de un día me he acordado de ti, hay veces que me gustaría volver a primaria para volver a tenerte como profesor, el mejor que he tenido nunca. Aunque por desgracia ya no lo seas , nunca me olvido de ti, y sólo puedo darte las gracias por absolutamente todo, tus broncas, tus consejos, tus matemáticas... ¡TODO!
ResponderEliminarMuchas gracias, Raquel por lo que expones; comentarios como el tuyo dan sentido a mi profesión.
EliminarSabes que yo tampoco os olvido. El tiempo pasa y hay que ir superando etapas.
¡Era un placer trabajar con vosotros!
Un abrazo muy fuerte.