Es un juego terrorífico en el que invocas a un espíritu: escribes en una esquina de la tabla la palabra "sí", y en la potra "no", apagas las luces y enciendes lámparas o velas.
Acto seguido, colocas un vaso en centro, boca abajo; cada persona pone el dedo encima, le preguntas algo y se va moviendo.
Para acabar de jugar, tienes que cerrar la sesión diciendo unas palabras. A quien no lo hace así, al día siguiente le ocurren sucesos extraños: ve nubes negras, las estatuas lo miran...
La gente que se llama María no puede invocarlo porque es el nombre de una virgen, pero sí jugar.
(Lo mejor es no creer en este tipo de juegos)
Sara Habibi
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