En un pueblo había un niño que se llamaba Matías. Sus padres le habían contado una leyenda sobre una meiga que vivía en el bosque, vestía de negro; su pelo era largo y rizado, y tenía unos grandes ojos verdes.
Decían que hacía hechizos contra la gente del pueblo, para que se estropeasen sus cosechas y perdiesen sus animales.
Todos la temían y la evitaban para que no les lanzase un conjuro.
Un día, sin hacer caso, el crío se adentró en el bosque y la vio; quiso correr pero no pudo, sus pies se hundieron en la tierra... La meiga lo convirtió en árbol: ¡Ese fue su castigo por no obedecer!
Niko
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