Había una vez un niño con superpoderes: estiramientos tremendos; si se cabreaba, su puño era de metal (de cinco metros de ancho y diez de largo).
Tenía dos amigos, ya desde bebés: Goku y Gracuts; se llevaban muy bien.
Cuando crecieron, se hicieron demasiado fuertes.
A unos cuantos kilómetros había un pabellón donde se peleaba, fueron a verlo y se apuntaron.
Después de unos meses entrenando, les enviaron un mensaje invitándolos a luchar. Ninguno faltó al combate.
¡LO IMPORTANTE ERA PARTICIPAR Y PASARLO GENIAL!
Piero
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