Un niño tenía miedo a la oscuridad. Un día se escapó y fue a una casa vieja y en ruinas. Sin pensarlo dos veces, cerró la puerta con llave y la lanzó a la carretera; subió a la habitación, pero estaba toda oscura, por lo que decidió dormir en el salón.
Escuchó una voz que decía:
"¡Fuera de mi casa, ya hay mucha gente!"
Él contestó que no veía a nadie.
"Somos invisibles".
El pequeño salió corriendo; como había tirado la llave, no podía, ni siquiera pegándole patadas a la puerta.
Los padres no lo encontraban y avisaron a la policía. Lo buscaron por toda la ciudad, hasta que escucharon unos golpes en una puerta y el grito de "¡SOCORROOOOO!".
Lo rescataron y se lo entregaron a sus padres, muy contentos por un lado, pero también muy enfadados por semejante travesura.
Ana Pereira
No hay comentarios:
Publicar un comentario