Trabajador, simpático, muy bueno, mandón y misterioso.
Viste con camisetas de cuadros, pantalones vaqueros, tenis y calcetines rotos.
Le gusta andar con los animales, comer, repartir huevos, trabajar y jugar con los perros. Come todo lo que le den sus animales.
Cada noche salía de su casa y entraba siempre en otras.
Un día entró en una y sus animales lo vigilaban para saber lo que hacía, porque no querían que le pasara nada.
Cierta mañana no apareció y los animalillos estaban muy tristes y fueron en su busca.
Caminaron durante horas por largos caminos y no se veía aparecer a nadie.
Cayeron rendidos al atardecer y se quedaron dormidos en medio del bosque.
Al día siguiente se pusieron en camino de nuevo; pero cansados, volvieron a la granja. ¡Y él estaba allí!
Se había marchado porque había ido a vender los productos al mercado y a las casas.
Ana dos Santos
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