Iba caminando con mi padre por Bilbao
y me dijo: "Cómo ha cambiado".
Mientras por la ría paseaba,
mi padre de momento pescaba.
Llegamos al puente
y me compré un colgante.
De pasear por allí tenía tanta alegría,
que fuimos a un bar a tomar una sangría.
El camarero nos dijo no tenemos sangría,
para eso, id a Andalucía.
Rubén
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