jueves, 29 de octubre de 2015

"Descripciones hiperbólicas" (VI)

Alto como el cuello de una jirafa, fuerte como un tiburón, el fuego de sus piernas, sus brazos de piedra, el oro de su pelo ilumina la clase, el mar de sus ojos azules: cristales por su claridad. Con una risa graciosa que contagia a todos... Da gusto ver la felicidad de su cara.

Elegante como un galán, con su ropa de marqués.

El profesor de su cerebro trabaja sin descanso: la CPU de su cerebro y el DVD de su memoria, que, a veces, quedan sin pilas. Con tanta palabrería como un diccionario: no para de hablar ni debajo del agua.

Una bellísima persona: el saber estar de su personalidad. Tan amable como un señor humilde. Libre como un delfín. Orgulloso como un rey y atrevido como un aventurero; entusiasta como el inmemso mar y astuto como un lobo.

Feliz: no para de jugar con sus amigos; traviesillo, pero muy trabajador. Divertido como un libro de chistes; interesante como un misterio. Peleón como un boxeador; como una botella de gaseosa: cuando se le agita, explota. Como líder, siempre escucha a los demás.

Buenísimo al ajedrez, atlético como un buen deportista y más rápido que Flash.

¡Es un no parar!



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