Un día Iago le regaló un pájaro a su hermano Carlos. Era muy raro, no había visto ninguno así.
Cuando lo compraron, el padre le dijo que quería uno que cantara, pero le aseguraron que éste no lo hacía.
Café no cantaba, hacía unos ruidos como las maquinitas de los marcianos. Probaron a meterlo en una habitación oscura y no funcionó.
Entonces decidieron mandarlo a casa de sus abuelos, que ahora tienen: un perro, tres pájaros y un pez. ¡Y todos los días se les escucha! Parece un zoológico.
Sheila
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