Jaime era un niño al que le gustaba mucho nadar. Un día fue al mar y se coló en una caja de un barco pesquero, en la que había pescado. ¡Uf, qué mal olía, casi se desmaya!
Cuando abrieron la caja, se sorprendieron al verlo. Ya estaban muy lejos de la costa, por lo que tuvo que quedarse allí y trabajar pescando.
Se lo pasaba muy bien, pero tenía que regresar a su hogar. Por suerte, lo consiguió y se puso muy contento, aunque trsite por despedirse de los pescadores.
Juan
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