Érase un señor que vendía unos zapatos mágicos. Nadie los compraba, hasta que un día, cuando la tienda estaba cerrada, una niña llamada Rut los vio y quiso comprarlos; como no podía, los robó.
Por la mañana, el dueño de la tienda vio que le faltaban; llamó a la policía para que buscasen al ladrón.
Rut se puso los zapatos y se dio cuenta de que podía ir con ellos a donde quería: París, la playa, su casa... ¡Qué bien se lo pasaba!
Pero con el tiempo se dio cuenta de que debía devolverlos y así lo hizo, comprometiéndose a no repetirlo.
Por la mañana, el dueño de la tienda vio que le faltaban; llamó a la policía para que buscasen al ladrón.
Rut se puso los zapatos y se dio cuenta de que podía ir con ellos a donde quería: París, la playa, su casa... ¡Qué bien se lo pasaba!
Pero con el tiempo se dio cuenta de que debía devolverlos y así lo hizo, comprometiéndose a no repetirlo.
Alma
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