Primero, estuvo en casa de mis padres, antes de que yo naciera; cuando nací, se lo regalaron a mis abuelos.
Por la noche, lo soltaban por la casa; algunas veces se subía a la mesa del salón, otras en mi cabeza o en mi hombro.
Cierto día desapareció. Le pregunté a mi abuela dónde estaba y me contestó que estaba colgando ropa en el interior y su jaula estaría abierta, así que aprovechó y escapó. ¡Qué pena!
Por la noche, lo soltaban por la casa; algunas veces se subía a la mesa del salón, otras en mi cabeza o en mi hombro.
Cierto día desapareció. Le pregunté a mi abuela dónde estaba y me contestó que estaba colgando ropa en el interior y su jaula estaría abierta, así que aprovechó y escapó. ¡Qué pena!
Sara
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