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Un día sus padres se juntaron para hacerlas entrar en razón y explicarles que su comportamiento no tenía sentido. Ellas se cruzaron de brazos y, al cabo de diez minutos, se dieron un beso y se abrazaron.
Desde aquel día no se volvieron a pelear y fueron las mejores amigas.
¡Quién lo diría!
Andrea
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