
Se lo pensó, pero al final decidió comprarle uno, que costaba cien euros.
Le pagó y le invitó a comer. Los dos juntos entraron en la cocina:
- Ahora, ¿quién nos va a preparar la comida? - Preguntó el rey enfadado.
- El robot, por supuesto. - Respondió el pobre.
Después de una hora, el robot tenía listas dos hamburguesas, una para cada uno. Cuando las acabaron, les esperaba un sorbete de limón bien fresquito.
El rey decidió que, si gobernaban juntos, tendrían más poder. Se les conocía con el nombre de “los dos reyes”.
Óscar
gustame moito
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