Había una vez unos niños muy buenos: Iván y Carlota.
Como habían aprobado, sus padres los llevaron de viaje.
Como habían aprobado, sus padres los llevaron de viaje.
Por la mañana muy temprano se levantaron, cogieron unas monedas, unos bocadillos, unas botellas de agua, algo de fruta, sus mochilas y, por supuesto, una brújula.
Se dirigieron a un bosque. Una vez allí, vieron una cueva y entraron para ver qué había.
Estaba muy oscuro, por lo que cogieron sus linternas. ¡Qué sorpresa! Encontraron a un osezno, y tanto les gustó que decidieron llevárselo con ellos, siempre y cuando sus padres les dejasen. Y así fue.
Ya en el hogar, Iván le dio el biberón y Carlota lo durmió en un solo minuto.
Cuando despertó, fueron a comprarle algo bonito: un lazo, un gorro …
¡Qué contentos estaban todos!
Lidia
ME ENCANTÓ, Y LOS NIÑOS ERAN BUENOS Y CUIDADOSOS.
ResponderEliminarQue suerte tuvieron al encontrarse el oso.
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