Érase una vez un
niño huérfano desde los 3 meses llamado Kevin.
Un día soleado le
tocó la lotería, una familia quería acogerlo. No era el único
niño de acogida, sino que era el tercero.
Cuando empezó el
cole era un chico tímido y distinto a los demás. Tenía una
imaginación que todo el mundo se reía de él.
Al llegar a casa
se iba a su habitación a escribir su diario, que era el único sitio donde era el
mismo.
El día de Halloween
tenía toda una libreta de disfraces increíbles y hasta la casa con los adornos,
es decir un increíble diseñador.
En el cole todo
el mundo lo veía disfrazado de troll y nadie sabía quién era, pero al llegar a
clase y pasaron la lista todo el mundo se quedó impresionado.
Aun así, la gente
se metía con él de cualquier manera.
Al llegar a casa
se quitó de malas maneras el disfraz y deshizo todo lo que tenía preparado.
Sus padres ya no
sabían qué hacer con él, hablaban con el cole para que no ocurriera más.
Cuando
Kevin ya tenía 14 años en un viaje lo abandonaron a él con su diario y un poco
de ropa y dinero.
Vivía por las
calles, pero nunca paró de perseguir su sueño que era ser el mejor jugador de
fútbol de la historia.
Cada pista que
veía, pista en la que triunfaba.
Un día cuando
estaba en la pista más grande de la ciudad de Bruselas, un ojeador del Brujas,
uno de los mejores equipos del país, lo vieron y cuando acabó le preguntaron si
quería jugar en su equipo, al momento les dijo que sí, pero había un problema,
no tenía casa ni tenía nada.
El club encantado
de acogerle le compró un apartamento al lado del campo.
Siempre se
levantaba con la ilusión del primer día.
El mejor del
equipo sin duda, pero muchos más lo querían.
Ganó muchísimas
cosas allí.
Una llamada
extraña recibió una mañana de julio, era el Real Madrid que lo quería fichar,
el jugador encantado y se fue a Madrid donde cumplió su sueño.
Un día al salir
del Bernabéu unas caras reconocidas lo recibían.
Eran sus antiguos
padres que después de abandonarlo querían que volviera solo por su dinero.
Kevin, como no
era tonto, les dijo que no y le preguntó al periódico Marca que se le pudieran
hacer una entrevista para que pudiera salir a la luz lo ocurrido.
Cuando ya tenía
35 años su día de retirada estaba más cerca que nunca.
Como era su
última temporada quería volver a sus orígenes, es decir volver al Brujas.
Se extrañaba
mucho porque se sentía genial y siempre es titular.
Entonces decidió
que se iba a retirar cuando él quisiera, no como los demás le digan cuando lo
tiene que hacer.
El día 22 de
enero sufrió la mayor lesión de un futbolista, rotura del ligamento cruzado y
del menisco externo.
No pudo jugar
hasta el último partido de la temporada, el día de su retirada.
Cuando lo
cambiaron el minuto de su número, el 53, todo el estadio se puso en pie para
despedir al mejor jugador del mundo.
Lo había
conseguido, ya es uno de los top 5 mundial.
Después de acabar
su carrera quiso cumplir los deseos que tenía de pequeño.
Javier